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En el limbo

Mi alma ha estado adormecida y me he sentido como si fuera un non-player character (npc), solo conmutando entre la casa, el trabajo, el gimnasio y las visitas a mi familia. Hoy, al escribir esto a dos mil kilómetros de la casa, el trabajo, el gimnasio y las visitas a mi familia, vuelvo a ser lo que soy (o lo que sueño que soy). Esto después de que anoche regresara a mi cama con la nostalgia deshidratada (por el mezcal con maracuyá y el tequila con coca-cola). En posición fetal —pero con un brazo y una pierna sobre la almohada—, cerré los ojos y me reencontré otra vez. En el limbo hacia el éter, me topé unas sombras de nostalgia, con las pecas y los mensajes ya desdibujados, que esquivé con soltura, pero choqué contra una playa apacible como ola rabiosa, acompañado de decenas de gaviotas que graznaban desesperadas; frustrado intenté huir, tenso de todos los nervios, pero no hacía más que cavar pocitos en la arena. Sacudí, pataleé, grité y lloré al mismo tiempo y, con la mezcla de mis l...

No es lo mismo del año pasado

No quiero regresar a contarte lo mismo del año pasado.  Te puedo contar que ahora sueño con una hoja en blanco y sus concursos de miradas con una pluma tinta azul; concursos que siempre pierde la pluma y después se esconde arrepentida en su cajita. Cuando me despierto al lado de la hoja impoluta y su semblante impasible, le murmuro un falso buenos días y me escondo en la rutina. Te puedo contar que, en otras pesadillas, veo fantasmas desconocidos que me persiguen en casas que primero tienen cara de que nunca las había visto, pero finalmente son la casa en la que crecí. Cuando me despierto, son las 03:44 y estoy solo y a salvo.  Quiero contarte que siento mucha vergüenza por esconderme o por voltear y reencontrarme. Y también quiero contarte que  yo sigo como antes ya no paro pa'llamarte. 

Al fin todo es un milagro

En algún día aleatorio de 2018, asistí a una conferencia de Hernán Lavín Cerda y adquirí su antología personal. Me tomo la libertad de ocupar esta hoja para compartir algunas oraciones, con el fin de motivarme a compartir oraciones propias en un futuro cercano. Página 38, tercer párrafo: - También mañana las voces más importantes serán las de los artistas que hagan sentir, a través de su voz aislada, un eco del fatal aislamiento de cada uno de nosotros. En este sentido, sólo los aislados hablan, sólo los aislados comunican. Página 51, cuarto párrafo: Voy cayéndome desde la piel al alma cuando tus ojos se aproximan como las aguas del océano Página 167, segundo párrafo: Sólo a veces habitan en mí las palabras que se deslizan como el espíritu de los dioses, desde lo sombrío hacia la transparencia: las palabras justas donde anida el amor, este amor de labios adentro, no de espadas, quién sabe, tal vez de espadas como labios, este amor tan antiguo y tan nuevo, que intenta decirte algo, todo...

No se me ocurrió nada

Quería escribir algo que describiera lo que las noches contigo hicieron conmigo, cómo la mochila que llevo a todos lados se sintió como si no pesara tanto, sobre cómo compartir los domingos en la tarde contigo pareció buena idea y dejar de huir dejó de ser tan tentador, pero no se me ocurrió nada.

Creo que soñé contigo

Me acordé de ti e imaginé tu compañía mientras esperaba sentado en la banqueta afuera de una plaza.  Claro vi tu cabello desordenado y percibí la mezcla de tu aroma con el de la lluvia que estaba por llegar, el tacto del plástico de la chamarra que siempre llevabas, tu mirada fija -en conversaciones ajenas, pensando en tus pendientes-, el movimiento nervioso del tic en tu pierna, el comerte las uñas, el movimiento apresurado de tus ojos con cada mensaje que te llegaba, tu nariz resfriada, tu boca y tu entrecejo fruncido y quizá un leve gritito para liberar el estrés. Regresé a casa y vi la alacena vacía, solo un pan duro para desayunar mañana.  Creo que soñé contigo porque desperté con los ojos cansados.

No pude sepultar a la esperanza

Tiempo, tiempo, tiempo. Necesito tiempo, tiempo indefinido para arreglarme el alma, tiempo para curarme -porque estoy enfermo-, tiempo para crear nuevos recuerdos que se sobrepongan a los que tengo -contigo-, tiempo para enfrentar el miedo a la hora de soñar y a la desilusión de encontrarte en mis déjà vu , déjà visitée y déjà planifié . Antes de refugiarme en el exilio, intenté quitar de raíz la esperanza -de creer que no sabes lo que quieres, cuando desde el primer beso me anunciaste que querías esto y nada más: irte y recordarme, saludarme otra vez en Año Nuevo, encontrarme disponible y repetir el ciclo; quererme a veces y poquito- y la guardé en mi mochila junto a las más bonitas de nuestras noches. Sin embargo, fue un andar a contratiempo, pues cada noche la esperanza se enraizaba más y yo podía avanzar menos. Entendí la decisión que debía tomar, gracias a los cerillos que siempre traía para ti. Cubrí la mochila en el suelo con madera seca y la incendié.  Seis meses han pasad...

Hostil refugio

Nos he soñado, nos sigo soñando. En ferries, en trenes, en autobuses. Nos encontramos en la sala de espera, envueltos en chamarras y bufandas. La luna es protagonista en el cielo. Nos susurramos ausentes holas. Suena una voz, dice que hay que abordar. Me subo primero, asombrado siempre por el amarillo y el azul del casco, por las puertas automáticas entre vagones, por el olor del forro de los asientos. Vuelvo la vista a la estación, sigues ahí, mordiéndote las uñas, con el boleto entre los dedos y me dices que no con un gesto. Quiero bajarme enseguida, pedirle al chofer que detenga todo. Pero partimos. Corro a asomar la cabeza por una ventanita y pienso en desarmarme, lanzarme por cachitos para quedarme contigo. Cuando me arranco un pie y estoy por aventarlo, mis párpados se abren, recupero el aliento en mi habitación, un suspiro.   Son las 3:28. publicado el 23 de noviembre de 2021