No pude sepultar a la esperanza
Tiempo, tiempo, tiempo. Necesito tiempo, tiempo indefinido para arreglarme el alma, tiempo para curarme -porque estoy enfermo-, tiempo para crear nuevos recuerdos que se sobrepongan a los que tengo -contigo-, tiempo para enfrentar el miedo a la hora de soñar y a la desilusión de encontrarte en mis déjà vu , déjà visitée y déjà planifié . Antes de refugiarme en el exilio, intenté quitar de raíz la esperanza -de creer que no sabes lo que quieres, cuando desde el primer beso me anunciaste que querías esto y nada más: irte y recordarme, saludarme otra vez en Año Nuevo, encontrarme disponible y repetir el ciclo; quererme a veces y poquito- y la guardé en mi mochila junto a las más bonitas de nuestras noches. Sin embargo, fue un andar a contratiempo, pues cada noche la esperanza se enraizaba más y yo podía avanzar menos. Entendí la decisión que debía tomar, gracias a los cerillos que siempre traía para ti. Cubrí la mochila en el suelo con madera seca y la incendié. Seis meses han pasad...