Autorretrato de un pie

"te desearía lo mejor, de las cosas lo mejor, el amor que merecen todos, pero ya lo tuviste" Te escribo porque no quiero dejar duda alguna: que escribirte escribirme aligera mi alma.  Una ferviente adrenalina se presenta frente a mí al crear este espacio donde  estás frente a mí y puedo compartir contigo   un tejido etéreo que, resplandeciente y cálido, me protege en la Distancia entre tú y yo.  Distancia gélida y cegadora pero sobre todo Auto-Impuesta desde aquella noche de viernes, noche de viernes como las que dijiste que renunciarías por mí en aquel zaguán de barrotes plata, donde abandoné tu egoísmo, tu avaricia y tu desamor. "Desde aquí" me anuncio que me alejo de ti. 

En algún momento es tarde para volver a empezar. Si no, los huesos no pesarían y las rodillas no tronarían; las adicciones se irían a voluntad y yo me enamoraría todos los días. A lo mejor sí lo hago pero tranquilamente. La emoción se diluye como el champú en el cabello húmedo. Parece que me envuelve pero fluye y se va por la coladera, la puerta de emergencia que siempre está abierta. ¿Cuál es la emergencia entonces? Mi corazón se ha esfumado. En lo único que pienso son deudas y planes.